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La necesidad de un buen descanso en los estudiantes

Estamos habituados a no dormir, especialmente antes de un examen. ¿O no? He aquí algunos trastornos causados por la falta de descanso y que pueden interferir con tu rendimiento.

El vertiginoso ritmo de vida actual hace que sean muchos los que le roban horas al sueño. En el caso de los estudiantes universitarios, es un problema muy frecuente. En épocas de exámenes muchos jóvenes pasan noches enteras sin dormir, aun sabiendo del deterioro que la falta de sueño implica para la salud. Hoy vamos a explicar la necesidad de un buen descanso en los estudiantes.

Falta de concentración

Una noche mal dormida se refleja al día siguiente en una menor capacidad de reflejos, desgano y falta de concentración. Esto último en particular resulta muy perjudicial para los estudiantes, que deben estar atentos en clase para que el tiempo les rinda. Semanas y semanas de estudio pueden echarse a perder si precisamente en el momento de rendir un examen la falta de sueño nos juega una mala pasada.

Sin embargo, el día del examen suele ocurrir que la adrenalina y los nervios propios de la situación alcancen para mantenernos alerta. Bien, una cosa es permanecer en vela la noche antes de la evaluación, y otra es mantener un ritmo de vida de juerga noche tras noche. De todas formas, procura descansar al menos unas pocas horas antes de presentarte a examen. Fijarás mejor los conocimientos que has estudiado y te sentirás más despierto.

Errores tontos

La falta de sueño suele producir errores evitables y que pueden perjudicarnos. Todo esto está relacionado con la falta de concentración en general: por ejemplo, invertir las letras de una palabra, saltearse preguntas por no haberlas leído, copiar mal la consigna o no leerla con exactitud. De la misma manera, distracciones como anotar mal el número de libreta universitaria o que nos cueste encontrar una cita en la bibliografía pueden ser consecuencias del cansancio y el agotamiento visual.

¿Y el hígado?

La falta de sueño a menudo viene de la mano de desórdenes alimenticios: como no dormimos, todos nuestros horarios se trastocan, comemos cualquier cosa a cualquier hora o nos salteamos comidas. Esto acrecienta el malestar y puede darnos dolores de cabeza. Otra mala conducta es abusar de los estimulantes, como el café o las bebidas energizantes, buscando permanecer despiertos durante más horas. Esto hace mucho daño, no solamente al hígado sino al mismo sistema nervioso. La cafeína produce adicción y acostumbramiento, y no es bueno abusar de ella.

Como estudiantes creemos que estamos acostumbrados a todas estas alteraciones, y las hemos naturalizado como parte de la vida universitaria. Pero debemos ser conscientes del daño que nos causan. En realidad, es preferible organizar mejor los propios tiempos, dejar de salir o hacerlo hasta una hora determinada, pero permitirle al cuerpo (y a la mente) el descanso correspondiente. Como estudiantes (y como personas) no nos merecemos otra cosa.

 

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